Sin Lugar Para El Arrepentimiento by Janeen Ann O'Connell

autor:Janeen Ann O'Connell [O'Connell, Janeen Ann]
La lengua: spa
Format: epub
editor: Next Chapter Circle

21

EL TERCER DÍA

Mary Fogarty se había hecho amiga de una mujer mayor que ella, Elizabeth Richardson, cuyo hijo, también en el Incansable, era la única familia que le quedaba. "Llevaremos a William y John a tierra hoy si quieres, Sarah," ofreció la Sra. Richardson. “Mary y yo los vigilaremos.”

“Gracias. Disfrutarán del cambio."

Sarah vio a John, sosteniendo la mano de la Sra. Richardson, subir las escaleras, sin preocupación alguna. William era más consciente de la desaparición de James y se preocupó junto con su madre. Caminó junto al pequeño Thomas Fogarty.

Tres días. ¿Dónde puede estar? Sarah tenía varios escenarios dando vueltas en su cabeza, cada uno compitiendo para ser el peor. Se dirigió a la cubierta superior para tomar un poco de aire. Con la luz del atardecer, Río de Janeiro parecía tranquilo y acogedor. Sus playas estaban bendecidas con una hermosa y brillante arena amarilla que parecía alejarse y correr de vuelta cuando el mar la golpeaba. Podía oír risas, música y una feliz charla flotando sobre las cimas de los edificios de la ciudad. Sarah se inclinó sobre la barandilla del barco y lloró, otra vez.

"Aún no hay señales de él, señora," le dijo un marinero que estaba de pie detrás de ella.

"Gracias por intentarlo, señor.” Sarah sabía que los marineros buscaban a James en su tiempo libre tanto en el barco como en tierra.

“Creo que estará bien, señora. Es un muchacho inventivo y sabe cómo salirse con la suya.”

Sarah sonrió ante el intento del marinero de mejorar su estado de ánimo.

“¿Por qué no va a tierra, señora? Si se mantiene alerta, es una ciudad hermosa. Nada como Londres. Es limpia,” sonrió, mostrando varios espacios en su boca donde antes había tenido sus dientes.

"Tal vez mañana," Sarah le dio la espalda al marinero y cerró los ojos. Escuchando el regazo de agua contra el casco del barco, no queriendo volver a bajar a las hamacas, encontró donde sentarse y esperó a William y John.

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